domingo, enero 08, 2006

Sobre el discurso del Teniente General Mena



Durante este fin de semana los compañeros del Foro del Grupo Risa hemos estado manteniendo un debate de lo más entretenido sobre las declaraciones del Teniente General Mena. Si lo quieren leer aquí lo tienen: FORO GRUPORISA.COM

En dicho debate yo he mantenido dos argumentaciones para posicionarme en contra de las declaraciones realizadas por dicho Teniente General:

1º Me parecía muy sospechoso que precisamente un Teniente General nombrado directamente por el Ministro Bono, precisamente cuando le quedan dos meses para retirarse, realice opiniones que podrían calificarse de políticas al calificar de inconstitucional el actual texto de Reforma del Estatuto de Cataluña. Manifesté que, pensando mal, el Sr. Mena podría haber hecho las declaraciones para armar un gran escándalo mediático que hiciera olvidar a la opinión pública la participación de la Fragata "Álvaro de Bazán" en el Grupo de Combate del Portaviones norteamericano "Roosvelt" precisamente cuando el Sr. Ministro tenía que acudir al Parlamento para dar explicaciones. Una persona de mi total confianza me ha comentado hoy mismo que conoce personalmente al Teniente General y que es una persona realmente integra que no se prestaría a tejemanejes políticos de ningún tipo. Retiro por tanto lo dicho.

2º Los militares en activo, y mucho menos un Teniente General con mando, no pueden realizar manifestaciones políticas, pues atentarían contra el deber de neutralidad que le dicta las Reales Ordenanzas y porque además, los militares no pueden en ningún caso decidir cuando una Ley Orgánica puede ser o no constitucional pues la Constitución únicamente otorga la citada competencia al Tribunal Constitucional, nunca a los mandos del Ejército.

Además en caso de que tuvieran que acudir en defensa de la Constitución lo tendrían que hacer por mandato del poder civil, al que se encuentran totalmente sometidos, pues nuestra Constitución no configura al estamento militar como un cuarto poder al mismo nivel que el poder legislativo, judicial o ejecutivo. El Ejercito no puede actuar de forma autónoma. Necesita de las ordenes del poder civil para poder actuar, incluso si debe actuar en defensa de la Constitución.

Todas las democracias del mundo tienen como principio fundamental que los militares no pueden intervenir en política y deben limitarse a obedecer las órdenes que reciban del Gobierno.
La razón de que sea de ese modo resulta fácil de entender: si los militares interviniesen en política, nadie más que ellos podría hacerlo (si ellos quisieran), pues nadie podría oponer sus razones a quienes tienen la capacidad de defender por la fuerza. La limitación de ciertas libertades de los profesionales de las armas resulta así, a fin de cuentas, la otra cara de la moneda de su monopolio del uso de la fuerza.