viernes, enero 26, 2007

Doce años del asesinato de Gregorio Ordoñez

Hace 12 Gregorio Ordóñez fue asesinado.

¿El delito de Gregorio?

Ser español, concejal del Partido Popular en el Ayuntamiento de San Sebastián y ser de los pocos que hablaban por entonces claro. Si, de aquellos que llamaban al tiro en la nuca, asesinato y no accidente tragico.

Fue asesinado el 23 de enero de 1995, mientras comía en un restaurante de la Parte Vieja de San Sebastián con sus compañeros del ayuntamiento, entre ellos María San Gil.

¿Y quién lo asesino?




Chapote. Le mató de un tiro en la nuca.


Con sujetos como este quiere negociar Zapatero.


Hoy se ha celebrado un homenaje a Gregorio en San Sebastián. Me imagino que los escoltas han tenido un día duro. ETA, como hace doce años quiere matar, sigue matando. Si hubiera podido hubiera matado. Es el medio para alcanzar sus fines, matar.

También se ha entregado el Premio de la Fundación Gregorio Ordóñez a D. José María Aznar López por su actitud ante el terrorismo.

En el acto también han participado la presidenta del PP del País Vasco, María San Gil y la viuda de edil del PP asesinado hace 12 años, Ana Iribar, además de Trinidad Jiménez Becerril, hermana de Alberto Jiménez Becerril, concejal popular sevillano asesinado junto con su mujer en 1998.

Aznar ha sido claro en su discurso. Cualquier persona decente podría suscribir sus palabras:

Yo, por mi parte, no espero nada de ETA y no creo que debamos preguntarnos qué es lo que ETA puede hacer por nosotros porque, si pudiera, no haría otra cosa que matarnos. Yo no espero nada de una política en la que el Estado no confirma su fuerza y voluntad de prevalecer sino que manifiesta su debilidad. Menos aun espero que los terroristas retrocedan ante una política de apaciguamiento. Deberíamos reconocer la lógica perversa del apaciguamiento. Es la lógica del chantajista que sigue exigiendo el pago, no porque la víctima no pague sino porque ha empezado a pagar. Es la lógica de Hitler que invade Polonia, no porque Chamberlain no hiciera concesiones, sino precisamente porque las empezó hacer en Munich.

...

Soy un español con alguna experiencia. No estoy en el gobierno, ni en la oposición. No estoy en nada más que en la vida particular, que he recuperado, y en el desarrollo de las ideas en las que creo. Voy adonde me llaman mis amigos; estoy donde alguien cree que puedo ser útil. Me siento especialmente cercano a todos mis compatriotas cuya libertad está cercenada, cuya vida se encuentra amenazada y precisamente por ello siguen decididos a no entregarse. Soy, en resumen, un ciudadano normal y en esa condición creo que el Estado democrático tiene que utilizar todas sus posibilidades para asegurar la libertad de quienes luchan por ella.