martes, junio 21, 2005

Respuesta de Irene Villa

Hace unos días el innombrable, siguiendo la doctrina Manjón, tuvo el desacierto de decir en el Parlamento lo siguiente:

No podemos saber cuál fue la última voluntad de las víctimas del terrorismo de ETA, pero tengo la profunda convicción de que la voluntad de la inmensa mayoría de los españoles es que no haya más víctimas de ETA.

Irene Villa, a la cual ETA arranco las dos piernas cuando tenía 11 años, ha tenido el acierto de responder a tamaña majadería

Tú y yo ya estamos a salvo

21 de junio de 2005

Irene VILLA Víctima de ETA y delegada de la AVT en Madrid Periódico La Razón.

Desde el primer momento creí que el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo supondría el fin de tantos años de sufrimiento. Precisamente es por haber defendido ese plan por lo que siempre confié en ti. Lo que jamás imaginé es que llegarías a romperlo. Me gustaría que me dijeras por qué decides romper la única herramienta hasta ahora efectiva. Todos sabemos que no hay más opciones. ¿Acaso no eres tú el principal interesado en que ETA desaparezca? Ellos ya lo celebran, porque saben que han ganado. Han dicho: «En el Congreso se tocaron campanas de muerte para el -Pacto Antiterrorista- ».

Así, no sólo desaparece la esperanza en la justicia, sino que has dado aliento a ETA. ¿Te has parado a pensar en lo que significa? Tú vives en Madrid como yo, y aquí apenas lo notamos, pero mis amigos del País Vasco sufren de nuevo algo que habían olvidado. Están perdiendo otra vez su libertad, porque el entorno etarra, orgulloso de que España le escuche y justifique todos sus asesinatos, se ha vuelto a echar a la calle. Sus cachorros se están multiplicando y la banda se ha hecho fuerte. Gracias al partido que no ilegalizaste, están reuniendo de nuevo capital para reestructurarse. Adivina qué harán cuando se encuentren reorganizados. De hecho ya te han pedido la autodeterminación, lo de siempre, y que no dejarán las armas hasta conseguirlo. La diferencia es que ahora se sienten importantes.

Es muy doloroso escuchar de nuevo sus irrevocables exigencias prepotentes, cuando teníais todas las herramientas para acabar con el terrorismo. Fue por eso por lo que nos manifestamos. Para avisarte de que con tus propuestas volveríamos a los años del horror. Me dolió ver que algunos no se unieran por creer que era una manifestación política. No entiendo por qué en este país cada vez cuesta más ver a las personas, por encima de etiquetas políticas. Lo único que gran parte de la sociedad hizo, independientemente de si te votó o no, fue avisarte de que con esos nuevos pasos los que ganaban eran los terroristas. Y así ha sido.

Ojalá exista alguna oportunidad para que todos los partidos os mantengáis unidos. De lo contrario, España volverá a vestirse de luto. Claro que a nosotros no ha de preocuparnos. Tú y yo estamos a salvo. Tú, porque eres el presidente y yo porque ya me tocó... pura cuestión de ley de probabilidad, pero colaborar en que la maquinaria del terror resurja para luego pedirles que no maten es peligroso.

Nunca pensé en escribirte, pero el otro día en el Senado me diste licencia. Dijiste: «Trágicamente no podemos conocer la última voluntad de las víctimas de ETA ».

La verdad es que, aunque fuera una bomba de ETA colocada en el coche de mi madre, la que nos amputara las piernas, nunca nos hemos sentido víctimas. Nunca he necesitado que se ensalce, premie y valore esa actitud positiva de superar cualquier barrera, creo que ante todo inteligente, porque fue nuestro instinto de supervivencia. Sin embargo, España nos ha reconocido siempre como «víctimas ejemplares ». No sé si será por el cariñoso trato que he recibido o por mi convicción en que víctimas somos todos, por lo que siento que tus palabras no sólo han herido a las víctimas sino a todo el país.

He leído que tu película favorita es «Johnny cogió su fusil », imagino que recordarás las imágenes en que Johnny, cuyas mutilaciones le impiden moverse, intenta comunicarse con su enfermera. Esa es la escena que vivió mi padre cuando aquel 17 de octubre me encontró en el hospital, como él dice, hecha un «guiñapo humano ». Y con esas imágenes vivirá toda su vida.

En aquel momento pidió a los médicos que me dejaran morir porque no iba a consentir que una niña tan inquieta y feliz viviera impedida para siempre. Quizá si mis médicos le hubieran hecho caso, hoy sí me considerarías víctima.

Lo siento pero no voy a pedirte disculpas por haber sobrevivido. Como ves, mi padre aún no lo ha superado y nunca le han faltado ganas de vengarse. Yo sigo tratando de ayudarle para que se desprenda de su rabia y aprenda a ser feliz. Pero es que él no perdona y dudo que algún día lo haga. Al menos conseguí que sustituyera la idea de vengarse por la de esperar justicia.

Con paciencia y mucha fe, fuimos viendo que la justicia llegaba. Pero ahora ve que lo de perdonar ya lo haces tú por él. Y encima, le dices que no es una víctima del terrorismo. No sólo has menospreciado el dolor de mi padre y el de más de 7.000 familias, sino también el de todos los que así se sienten. Porque ignorar a una sola víctima es ignorar a todos los españoles. ¿Acaso las víctimas no somos dignas de tu buen talante?

Nunca imaginé que sería en democracia donde las víctimas del terrorismo sufriríamos el ataque más deshonesto a nuestra moral. Y todo, para reavivar el odio, la fuerza y las ganas de sembrar terror de una ETA que estaba herida de muerte. Espero, por el bien de todos, que tenga arreglo.