martes, febrero 06, 2007

Una vez disipada la nube de humo...




Una vez disipada en el anterior post la nube de humo lanzada por el PSOE, conviene volver al fondo de lo denunciado en la manifestación del 3 de febrero, es decir, CON TERRORISTAS NO SE DEBE NEGOCIAR.

Estos son los argumentos que el Foro de Ermua adujo contra la negociación, en su comunicado leído al final de la manifestación por Conchita Martín, viuda del comandante Blanco, primera víctima mortal tras la ruptura de la anterior tregua de ETA:

Debemos aprender de nuestro pasado que ETA no pone en riesgo la paz, sino la libertad y que cuando se ha hablado de “proceso de paz” para referirse al diálogo con los asesinos, se ha utilizado un término engañoso; España no está en guerra: no volvamos a repetir este error.

Pedimos que no se hable de paz, cuando lo que se requiere es un proceso de libertad y de aplicación de la ley, para que haya justicia.

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Debemos aprender de nuestro pasado que las mal llamadas treguas de los terroristas no son más que una parte de su estrategia terrorista, una pieza lógica y esencial de su proyecto para imponer su voluntad por medio del terror y obligar al Estado a sentarse a negociar bajo amenaza. Ha sido una equivocación responder a esa estrategia con ofertas de diálogo o modificaciones de la política antiterrorista: no volvamos a repetir este error.

Pedimos el compromiso firme para no volver a modificar jamás la actitud y las medidas contra ETA porque ésta decida declarar una tregua. Sólo el anuncio incondicional del abandono inmediato y definitivo de las armas y de toda la actividad terrorista, acompañado de hechos que lo acrediten con absoluta seguridad, deberá valer para los demócratas.

Debemos aprender de nuestro pasado que no hay nada que negociar con ETA. En primer lugar porque no hay espacios legítimos entre la Democracia y el proyecto liberticida de la banda. Y en segundo lugar porque los intentos de diálogo no son gratuitos: sirven para legitimar a los terroristas, para hacerles concebir esperanzas y para que puedan recomponer sus fuerzas y animar a sus bases; la política de hacer, prometer o insinuar concesiones no logra, como se ha visto, más que fortalecer a los terroristas. Por eso la negativa a cualquier diálogo o negociación es el único camino para que pierdan toda esperanza de conseguir ninguno de sus objetivos y se extienda así entre sus filas y simpatizantes la desmoralización. Una desmoralización que acelere la degeneración y consiguiente derrota de ETA y la conquista de la libertad. Frente al fascismo de ETA no cabe más alternativa que la firmeza democrática, la movilización ciudadana y la persecución judicial y policial. Por eso, cuando se han abierto escenarios de negociación con la banda, se ha tomado el camino equivocado: no volvamos a repetir este error.

Pedimos que se rechace cualquier tipo de diálogo o negociación con ETA y que se apueste por su derrota con todos los instrumentos del Estado de Derecho.

Más claro, agua